... Todo ha terminado.
Su barca naufragó a treinta kilómetros de la
costa. Oriéntese, nade. Tome aire y nade; no se
detenga. Si mira hacia atrás recordará que se ha
quedado sin nada y querrá morir ahogado. Está
solo en el mar. Nade. ¡Nade! Si consigue llegar a la
playa, tírese sobre la arena y descanse todo lo que
necesite. ¡Sonría! Se ha salvado. Si llegó a una isla
donde le ofrecen frutas silvestres y agua de coco,
coma y beba para recobrar fuerzas. Pero si le
ofrecen la hija o el hijo del jefe de la tribu como
cónyuge.
¡Huya! ¡Huya! ¡Huya!
Usted necesita analizar lo que ha pasado.
Organizar su vida. Aprender a construir una barca
más sólida y navegar por aguas mansas, antes de
entrar en el mar... ¡Luego elegirá bien!
Si no hace esto y se queda con la primera compañía
que le ofrecen lo menos que le puede pasar es que
si se dedica a estudiar la vida de las almejas y
mejillones y descubre cómo se reproducen, su
presente pareja lo acusará de haber fornicado con
ellas.
Ahora que tu barca ha naufragado... no esperes que mi avión se caiga..
jueves, 26 de junio de 2008
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