domingo, 22 de agosto de 2010

"hola, siempre te encuentro"

… Remigio, tocan a las puertas del castillo, atiende por favor!
Remigio pegó un grito… un grito como aquel que broto cual manantial de agua fresca y cristalina de su garganta cuando vio por primera vez el mar… con la misma emoción gritó mamááááááá!!!
Y Remigio se fundió en un fuerte abrazo con su madre… en cambio yo… en cambio yo…
Por mis mejillas rodaron más de dos lagrimas, no podía creerlo, al fin se había materializaba mi Princesa Caramelo, no digo que al fin volvió, porque nunca se fue, siempre estuvo aquí, en cada plato que tallaba, en cada vaso de choco milk que se tomó Remigio, en cada noche al volver del trabajo ella estuvo siempre aquí… de otra manera esta ausencia suya me hubiera secado de la medula a la planta de los pies… y Remigio estaría viviendo con un costal de huesos roídos por el recuerdo…
Remigio apenas le dio tiempo a su madre de poner las maletas en el piso cuando se prendió a su cuello y le dijo algo al oído que no pude escuchar, cosas de madre e hijos supongo, y la Princesa Caramelo desprendió a Remigio de su pecho y se dirigió hacia mí… las palabras que de sus labios de seda nacieron fue: “hola, siempre te encuentro” y me regalo un beso, y en ese beso nos dijimos todos los “te quiero” que nunca en el mundo se habían pronunciado y que puedo asegurar que nunca más nadie podrá repetir. Creí que lo habías olvidado Princesa… “hola, siempre te encuentro”, fue una frase que mas de 743 veces me sirvió de pretexto para ocultar las horas que esperaba para ver a la Princesa Caramelo cruzar por aquel parque donde la conocí, cuando le hable por vez primera, “hola, siempre te encuentro”… y a lo largo de estos años cada día nos volvemos a encontrar, buscando mil pretextos para coincidir con ella en cualquier lugar y decirle descaradamente, “hola, siempre te encuentro” que coincidencia no sabía que estarías por estos lugares, ¡mil veces mentira!, debo de confesar que tengo en mente la agenda de los próximos dos meses de la Princesa Caramelo…