martes, 26 de mayo de 2009

Día Cuarenta...



He aprendido a conversar con K’awiil, aunque a veces me dan ganas de pegarle un tiro cuando le pregunto algo y él solo se queda callado, e, irónicamente, se hace el muertito. Y pienso en mi muerte, en cómo será, K’awiil podrá estar conmigo para que de alguna forma no muera solo, que tristeza da la soledad.