Raro como una día de lluvia con sol brillando al horizonte, así es este día, conversando con la chica azulita, como si los diálogos salieran creados por mi lóbulo temporal derecho, como si fuera una creación perversa de mi mente incesante, como si fueran, como si fueran…
Me detengo por un momento, pienso.
Dolerá otra vez.
Luna esta muy lejos como para darme un golpe en la cabeza y me diga “borrico”, atrévete.
Las horas son como los días 8 y 24 de cada mes, parecieran transcurrir tan lentos, como si la quincena nunca fuera a llegar, así parece la mayoría de mis días de espera, pareciera que nunca llegará una vez más. Cosas que dice la chica azulita me hacen creer, pero después, pero después…
Debo de dejar de pensar y mejor actuar en consecuencia, como dice Sanz, ¿y, si fuera ella?.
Supongamos que así sea, ¿seré yo?, sin duda, adivino no soy, solo hay una forma de saberlo… pienso en una alternativa…
Me detengo por un momento, pienso.
Dolerá otra vez.
Luna esta muy lejos como para darme un golpe en la cabeza y me diga “borrico”, atrévete.
Las horas son como los días 8 y 24 de cada mes, parecieran transcurrir tan lentos, como si la quincena nunca fuera a llegar, así parece la mayoría de mis días de espera, pareciera que nunca llegará una vez más. Cosas que dice la chica azulita me hacen creer, pero después, pero después…
Debo de dejar de pensar y mejor actuar en consecuencia, como dice Sanz, ¿y, si fuera ella?.
Supongamos que así sea, ¿seré yo?, sin duda, adivino no soy, solo hay una forma de saberlo… pienso en una alternativa…