lunes, 9 de febrero de 2009

Sonrisa Plateada....


Guadalajara
invierno 2018
Hace un poco de frío, el autobús llegó más rápido de lo acostumbrado, así que me adelante al centro de la ciudad, pasé por un cafecito a al-seesha, preparan un café turco excelente, se los recomiendo ampliamente, y camine un poco más, llegué a la plaza de armas, me tomé plaza deje a un lado el estuche donde guardo los uniformes de piel humana y saqué unos Partagás 8-9-8, Cohiba, encendí uno de ellos, combinado con el sabor del café es una delicia… si, ya lo sé, no deja de ser tabaco pero, al menos es algo de mucha calidad no como el marlboro o ese camel que a muchos les agrada, creo que ya lo hacen por vicio, es desagradable el sabor de estos tabacos después de probar los tabacos de Cohiba, no es ningún comercial, solo son las sensaciones agradables a las que soy afecto, se que es malo para la salud, por eso no lo hago muy a menudo, de hecho solo lo hago cuando la economía se presta para darse esos pequeños gustos, como el gusto de estar aquí una vez más… sentado en esta banca de la Plaza de Armas, esperando a esa mujer, le doy un sorbo a mi cafecito y luego le doy un chupete a mi 989, el sabor del turco y el aroma del cubano hacen que mi espera sea más placentera, de pronto, así como de la nada en las películas baratas de hollywood aparece el desfile de san Patricio, así de la nada ella hace su aparición entre esas “gentes” con su sonrisa y sus ojos que son de miel y lo digo yo, que soy quien los ha saboreado ya.

Como en el parque en mi ciudad, ella aparece a media Plaza de Armas al ritmo de una melodía cubana alejando las penas de mí y diseminando cualquier defensa que pudiera yo tener ante el rojo de sus labios e inhibiendo cualquier otro pensamiento que no es más que el día no se detenga para que llegue la noche y pueda decirle cuanto añoraba estar junto a ella, y después no tener más deseo que el que la noche no termine…

Mientras eso sucede, levanto cada una de mis células cuando me toma la mano y me lleva a caminar…

Nos tomamos de la mano (ella y yo) y caminamos la plaza y unos cinco parques más que están en los alrededores de la misma, esta vez fue diferente, esta vez en los parques había muchos “enanos” corriendo y las risas eran incontables y muy contagiosas, comencé a reír y a recordar mis últimas travesuras, han de saber que considero que nunca he dejado de ser un “enano” es lo más valioso que nadie podrá quitarme jamás, mientras descansaba las dos columnas que sostienen el Templo, ella continuo el camino y por unos momentos se perdió entre la multitud, mientras yo contestaba algunas sonrisas a los enanos que me reconocían como uno de ellos, nunca falta la mama regordeta que desconfía de todos y de todo y no quiere que ni veas a su retoñito de girasol, en fin, en eso estaba cuando reaparece una ella con una sonrisa tan hermosa y grande como la de julia Roberts, bueno, quizá minimizo la expresión pero me encanta esa sonrisa y más cuando trae un tarro de exquisito helado, si quieren contemplar algún lugar en especial con alguien en especial, un buen helado es una buena y deliciosa excusa, me comparte de su delicioso helado mientras me platica como le ha ido en esos minutos sin verme, y yo le platico lo bien que se siente estar junto a ella, contemplamos el atardecer, no nos importa más nada que estar ahí, platicando, sintiendo el aire y dejando que todo fluya, la luna hace acto de presencia y a ella se le escapa una lágrima, si bien la luna tiene mucha influencia sobre las mujeres y sus estados emocionales esta vez fue mejor que otras, continuamos caminando y fue como aquella canción que algún día cante para ella “Igual que Actinia y Ermitaño pasean por el mar recorreremos en simbiosis terreno sideral, Y súbete a mis hombros que hay mucho por andar y hazme caricias en el cuello que yo me ocuparé de caminar. Y fue enfrentar los ojos, batalla de sonrojos preso el pirata de la novata sonrisa plateada de niña enamorada donde te siento no cambia el viento”

Transcurre un segundo y luego otro y luego se vuelven un minuto… llega la noche y nos tenemos que guarecer de las inclemencias del mundo, ahora, estamos en nuestro mundo, aquí dentro de estas cuatro paredes, ella enciende la TV y ve su programa favorito, yo tomo un libro que me acaban de regalar se llama El Mago de John Fowles, en cuanto lo termine de leer no les diré de que se trata, mejor léanlo se antoja muy bueno, casi excelente, disculpas, me quede absorto en la lectura del libro, sino es porque ella a apagado la TV, a ella no le agradan mucho los noticieros, a mi comienza a sucederme lo mismo, comienzo a vivir mi propio mundo no el de Israel o cosas así, que no dejan de ser agravios a la humanidad, pero, por el momento no esta en mis manos solucionar la vida de más de una persona que no sea la mía, y no es egoísmo pero tampoco quiero sentir una impotencia inútil de no poder terminar con las injusticias de este mundo, ahora, regreso a los brazos de “Maria de la Luz” nos quitamos esos uniformes de piel humana y dejamos de aparentar que somos como los demás…