Esta mañana me dio un deseo inmenso de conocer Venecia, soñé como muchas otras veces abrir la puerta de la casa y toparme con uno de esos canales, el sol radiante a todo lo que pueda dar en una mañana de verano, mirar todo con calma, total, ya pasara alguna otra góndola que pueda llevarme a mi destino, que sinceramente, no sé cual sea, siempre, en la mayoría de los casos sucede que el despertador irrumpe de manera abrupta mi sueño, nunca he llegado a saber a que me dedico en esas tierras lejas, que bien vendrían siendo aguas lejas, así lo decían los abuelos “lejas”, y eso lo decían cuando se alejaban a partir de los 15 km de donde estaba su lugar de residencia, que dirían si hubieran cruzado ya no el país entero, sino que como en mis sueños, hubieran cruzado el gran charco, “tierras lejas” sería insuficiente para expresar lo que sintieran al pasear por el Campos Elíseos, por las lluviosas calles de Londres, por los aparentemente áridos paisajes de Jerusalén, por las “inundadas” calles de Venecia.
Me lleva, el pinche teléfono de la oficina me trae de regreso a este lugar… es un complot… es un complot…
viernes, 3 de julio de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)