martes, 27 de enero de 2009

Recibe Oaxaqueño La Medalla Bisiá




NADIA KARINA SANABIA - Adiario -
En un acto poco común, los integrantes del Gran Capítulo de Masones 14, pertenecientes al Rito York, realizaron en Oaxaca un evento público.

El fin, entregar por primera vez la medalla Bisia, hecho ocurrido el pasado 17 de enero.
Esta medalla, realizada en oro de 18 kilates, cuyo nombre es de origen zapoteco y significa águila, se entregará año con año a personalidades que se distingan a nivel nacional por haber realizado méritos que impacten en sus comunidades, en los ámbitos de ciencia, sociedad o cultura.

En Oaxaca, son 12 los integrantes del capítulo 14 que tienen el más alto grado al que se puede aspirar en este rito, el grado de Caballero Templario. En esta entidad se impulsó la creación de la medalla Bisia, y es oaxaqueño también el primer ganador: el escultor Moisés Cabrera Orozco.

Sergio Fishleder, S.S del GCMRARM, fue el encargado de imponerle la medalla Bisia al escultor juchiteco, quien tiene una vasta y reconocida carrera en las artes mexicanas.

Entre otros méritos, Cabrera Orozco ha realizado exposiciones individuales en el Palacio de Bellas Artes, sus obras (esculturas, pinturas y cerámicas), pueden apreciarse en diversas exhibiciones privadas en Australia, Japón, Europa, Estados Unidos y, por supuesto, México.

El artista istmeño fue además profesor de la UNAM por más de 30 años y fundó el Taller Industrial de Cerámica de la Penitenciaria de la ciudad de México.

La belleza no es perfecta...


En este lugar decidí no sacar el CD de audio... podría salir yo lástimado...


Una vez más arribo a la oficina, me dan hueva los días lunes, los martes también y no se diga de los miércoles, pero alguien tiene que hacer como que trabaja para que otros hagan como que pagan, pero debo de admitir que es así porque uno lo quiere no porque así tenga que ser.

Un poco más cansado que de costumbre porque salí de viaje, un viaje muy productivo, aprendí muchas cosas de esas que en el fondo de tú corazón ya sabes pero que el cerebro se apendeja y no te alerta a tiempo, todo muy bien, el transporte la comida, ya saben, eso dice uno cuando solo visita la parte bonita de las ciudades, no sé donde este ubicado el bunker de doña Ego, pero me imagino que esta situado en la parte donde la realidad de la ciudad es la realidad y no eso que le llaman la ciudad de la esperanza, y creo que ahora que viajé más al norte de la ciudad de México me di cuenta que es verdad que entre más al sur del país mas guapachosa la vida, por no decir más de hueva, más relajada…

Proseguí mi ruta peregrina hacia el norte del país y llegué a la ciudad de los arcos con un CD de audio en la maleta y dentro mío muchas expectativas de vida y una que otra de muerte, en realidad ya he pasado esas etapas y digamos que estoy en la aplicación de las enseñanzas de la vida y de la muerte, ya caí en cuenta que el amor como el odio solo se burlan y hacen pedazos la fe y que también son prisiones para los sueños y alguna que otra pesadilla, te decía, llegué a la ciudad de los arcos ya era de noche y hacia un poco de frío o quizá hacia mucho frío pero yo por la emoción no lo sentía tanto, desciendo del autobús y me dirijo a recuperar mi maleta, para variar era la ultima maleta que quedaba y aunque parecía evidente que esa maleta tenía que ser la mía, el operador me pregunta ¿está es su maleta? - Si, caballero, ahí vienen mis uniformes…
Crucé los andenes, llegué a la sala de espera, por un momento creí que me había equivocado de destino, las personas eran escasas, ¡algún pueblo fantasma será este! me dije, doy unos pasos mas y ahí están, como las Venus de Milo… todo es perfecto hasta que uno se acerca demasiado...

De la Shiquita Shaparrita me di cuenta que no esta tan chiquita ya, le ha llegado el "desarrollo" y esta pasando a ser una mujer, una mujer muy guapa y atractiva, le doy un abrazo, y prosigo con Venus, aunque esta vez no soy tan efusivo y contengo la emoción, Venus tan bella como siempre, ahora nos dirigimos al centro de la ciudad a bordo de la ronchita en donde comienza la verdadera aventura…


Continuará...

martes, 20 de enero de 2009

cuanto deseaba estar junto a ti…!


Good night my love… cuanto deseaba el estar junto a ti…

No se me ocurre hasta el momento otra frase, aunque siempre me pasa lo mismo, puedo ensayar un discurso por días enteros y al último memento se me olvidan las palabras y termino por decir algunas veces palabras mejores, y, algunas otras veces, era mejor decir las que tanto había ensayado.
Hoy camine a casa mas que de costumbre, volví a hacer algunas cosas que hace varias semanas que había dejado de hacer, compre una paleta de hielo sabor tamarindo, y tome plaza en una banca de uno de los parques de esta pequeña ciudad, el sol brillaba sobre un cielo limpio y azul, los niños corrían por todo el parque, por allí una madre histérica gritándole a sus angelitos que ya es tarde y que tienen que irse, los diabólicos niños no dejan de correr, pero nada de cuidado, nada que un zape de parte de su señora madre no pueda solucionar pacíficamente, y yo sigo deleitándome con mi paleta de tamarindo, el sonido que produce el agua de la fuente me distrae un poco de la observación del entorno, a lo lejos llega el eco de una música, el recuerdo de un danzón recorre en cálido silbido cual brisa de mar mis orejas, mientras cierro mis ojos le pego una mordida a mi paleta y pienso en las corrientes eléctricas que recorren desde la punta de mi lengua hasta el lóbulo témporo-occipital del cerebro y este a su vez me hace saber que lo que degusto en ese momento esta muy sabroso, enseguida, abro mis ojos, y ahí viene ella en su menudo caminar sus cabellos sueltos al aire como siempre me han gustado, en ese momento me ataca la duda de saber si el color del cielo es más hermoso que el color de sus cabellos, sus caderas llevan naturalmente el ritmo del danzón que por alguna razón ahora suena más fuerte y claro, ella se da cuenta que ya la estoy mirando y sonríe y entre cierra sus ojos, se acerca hacia mí, sin decir palabra alguna extiende su mano hacia mi y yo la tomo sin temor y levanto mi mortal cuerpo, ella me toma la otra mano y la lleva a su cintura y me comienza a mecer en el suave ritmo del danzón, uno… dos… tres y cuatro… uno… dos… tres y cuatro… me va marcando el compás para que este bulto de polvo viva y reviva en cada movimiento y mientras me dejo llevar por los suaves movimientos que son como el vaivén de las olas del mar, ella comienza a decirme cosas al oído, cosas que “no repetiré jamás” como reza aquel bolero. El tiempo transcurre como transcurrió el mandato de Fidel sobre la vieja, tan lento como la cuaresma, tan suave como la oscuridad de la noche, así como en la escena del monolito en Odisea 2001, solo que de fondo sonaba un danzón… danzón sin nombre… ¡Buenas noches mi amor… cuanto deseaba estar junto a ti…!

Ahora que el frío de invierno cala los huesos con mayor fuerza…