miércoles, 13 de enero de 2010
Recuerdos de una noche de invierno...
Hace unas horas la Princesa Caramelo se fue del castillo, fue a una reunión con sus comadres al viejo continente, pasara unos días en Portugal, otros en Madrid y no sé cuantos más en Beirut. Esta fría noche cierro la mano para que nadie sepa que está vacía con la Princesa Caramelo tan lejos, recuerdo la primera vez que la cerré, no hace mucho, parece que fue ayer...
jueves, 7 de enero de 2010
Mi carta...
Hace muchos años escribí mi primera carta a los Reyes Magos, les pedía muchas cosas, se que la mayoría de ellas no las merecía, hoy, que redacto esta carta, quizá la numero veintitantos, tampoco creo las merezca, siempre he sido un patán la mayor parte del tiempo, aunque nunca he dejado de ser un caballero. Hoy, cinco de enero, desde muy temprano miré en las calles a los niños, dejando volar al viento sus cartas atadas a un globo, radiantes de felicidad, en mi niñez, no había para globos, solo, teníamos las ilusiones de escribirle a los Reyes, para que nos trajeran algunos de esos maravillosos juguetes que veíamos en la televisión en el programa de Chabelo, todos esos años los Reyes me trajeron lo que quisieron, ahora los comprendo mucho mejor, no es que hubieran muchos niños y yo fuera de los últimos, es que no había con queso las enchiladas, al igual que ahora, siempre han sido tiempos difíciles, ahora entiendo, los gobiernos van y vienen y los Reyes aprietan el cinturón cada vez un poco más, ¿Quién como ese santa clos? Tan barrigón y radiante de prosperidad, mi Rey mago predilecto siempre fue Melchor, aunque su caballo, me imagino, cada año más flaco, hacia el esfuerzo por llegar a visitarme, aunque, juro por el Altísimo, que siempre hubo tiempos mejores. Hoy mis queridos Reyes Magos, les quiero escribir una carta una vez más, no les pido mucho, quizá les pido demasiado. Mi amigo Melchor, quiero pedirte esta noche, helada por cierto, ya ves, este cambio climático que nos congela de frio o nos fríe de calor, quiero pedirte por la Princesa Caramelo, que este año siga teniendo trabajo, no te pido que mucho para que no se contradiga con la siguiente petición que es, que tenga más tiempo para reír, para salir a jugar al parque con Remigio que cada día siente más las largas jornadas de trabajo, yo no me doy abasto , aunque de paso, no estaría mal que nos trajeras un(a) ayudante domestico, o al menos efectivo para pagarle. También te pido que el corazón de la Princesa Caramelo se haga más grande, para que Remigio siga teniendo cada día mas amigos en el centro donde su madre es voluntaria los fines de semana, aunque debo de admitir que sufro por la forma en que Caramelo reparte su amor, me conformo, porque ella tiene amor para todos, y un poco más para mí. Te pido Melchor, que le ablandes el corazón a la madre de Caramelo, entiendo que aun después de todos estos años siga negándose a creer que su hija termino con este bulto de huesos, pero así es esto del amor, ya lo dice Álvaro Carrillo en su poema, “…uno no sabe nunca nada…”, y también hazle aceptar a mi suegro de una vez por todas que no me gusta el futbol. Te pido querido Melchor, que mantengas con mucha salud a Caramelo, para que siempre este sonriente, se preocupa demasiado por los costos de las medicinas, ya ves como es ella, si pudiera contar los granos de azúcar exactos que hay en un kilogramo lo haría con tal de mejorar nuestra economía, pero no es por eso que te lo pido, es por ella y por Remigio, porque en nuestro castillo siempre reine la alegría y la tranquilidad y las penas sean ajenas, pero no por eso menos importantes. Proporciona a toda la demás gente paz y serenidad, prudencia y sobre todo paciencia, estos tiempos están como para pensar en el suicidio, pero no permitas estos pensamientos en ninguna persona de ninguna parte de este mundo y de algún otro. Ejerce tu poder querido Melchor para que todos los hombres y en especial las mujeres, no dejen escapar ese infante que tenemos dentro, para que los hombres cumplan sus promesas y las mujeres hagan realidad sus sueños y sus anhelos, para que todas las mujeres sean como la Princesa Caramelo y todos los hombres sean como Remigio. Para mí no te pido nada, si acaso, una biblioteca con cientos de libros, una mesa, un piano, un colchón y un tocadiscos, así, si tengo a mi lado a Caramelo y a Remigio, lo demás, será lo de menos…
martes, 5 de enero de 2010
El año viejo....
Este día en general ha sido muy complicado, aunque parece que fue ayer -y lo digo muy literalmente - que fue año nuevo. Como estoy solo porque la Princesa Caramelo tuvo compromisos familiares, de esos, a los que sino asistes la tía Chofi te lo reclama cada vez que tiene oportunidad, ya sea en un velorio o peor aún, el día de tu boda. En fin, les comentaba que estando solo en la "noche vieja", decidí descolgarme a la azotea de mi palacio, me tiré a mirar el cielo, las estrellas y las constelaciones, la galaxias y dos o tres aviones que quien sabe de donde provenían y mucho menos a donde se dirigían, eran como luciérnagas mutilando el cielo, un satélite lanzado por el hombre les parecía alcanzar pero no sucedía nada. Moví mi brazo derecho para alcanzar la taza de chocolate, pero no pude, mi brazo fue directo hacia el cielo, y el cielo jalaba mi cuerpo como un imán atrae el metal, sentí miedo, gire mi cuerpo para darle la espalda al cielo, y éste me elevo hacia él. No tenia caso resistirme, me deje llevar. Por alguna extraña razón, el cielo me llevo sobre los patios no recuerdo de cuantas familias, todos celebraban la noche vieja, y la llegada del año nuevo, que, nadie sabe en realidad cuando es exactamente la llegada del año nuevo, pero lo importante de estos momentos que me regalo el cielo, fue, que, por al menos una noche, vi realizado el sueño de todos los Dioses -fuese cual fuere el suyo en este momento o en otro- de mirar a los hombres limpios y puros de corazón y de alma, todos, con propósitos para este nuevo año, propósitos claro está, que hoy, ya no recuerdan o que quizá creen, fue solo un mal sueño. Pero esa "noche vieja", pude ver al hombre corrupto -por no decir político- convertirse en el hombre más honesto y transparente, a la señora hipócrita convertirse en la más sincera de las comadres, al agiotista perdonando las deudas a sus acreedores, el Mundo Perfecto podría decir Kevin, eran tan reconfortantes aquellas escenas que no me acorde de tener miedo, ojala todas las noches fueran noches viejas, ojala que todos los días fuera año nuevo para que los hombres tuvieran estos nobles sentimientos y deseos, ya no pido que los lleven a cabo, solo que los tuvieran, pero, como en toda historia, se llega al final, a la parte del terror, hombres que no esperaban a que terminara la noche vieja ya habían olvidado aquellas promesas que solo minutos antes acababan de pronunciar, hubo quien al calor de las copas se torno lleno de cólera contra su esposa, sus hijos, sus vecinos, también, otros, que no les fue suficiente un año para perdonar alguna ofensa, aunque esto último es sumamente raro, el mexicano tiene muy mala memoria, olvida todo a la tercer semana, que raros son los hombres, todo era nuevamente como antes, quizá siempre ha sido así y al menos la Princesa Caramelo y yo, tratamos de cambiar algo que quizá no se pueda cambiar, el hombre verdugo del hombre, una vida de hombre dicen los perros. El cielo me escupe sobre la azotea del palacio, creo que es precio a pagar por la soledad en la noche vieja. No hay nada que hacer, solo ir a dormir porque mañana, como millones de seres que habitan este y otros mundos, mañana también hay que ir a trabajar.
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